Crónica - Feria del Libro.

 Jueves 11/05 - Feria del Libro.


El jueves pasado asistí a a una nueva convocatoria de La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, su 47° muestra, la segunda consecutiva luego de la pandemia. Fui con un grupo de amigas a las que les interesan, al igual que a mi, los libros y las charlas que brindan los diversos escritores que cuentan con un espacio dentro del predio de la rural. Fue un día soleado, un poco ventoso pero cálido al fin gracias a la multitud de gente que se presentó aquel mismo día; bajamos del 60 en Plaza Italia, con un amplio grupo de estudiantes bastantes eufóricos y emocionados que se dirigían al mismo lugar que nosotras. Evidentemente era su primera vez presenciando tal enorme muestra. Cruzando al calle y llegando a la puerta, observamos, al mirar para la boletería, una cola excesivamente mayor que iba costeando la rural en dirección a Avenida Santa Fe; nosotras? agradecidas porque ya teníamos en mano el código QR para pasar directamente dirigiéndonos hacia la "Entrada General". 
Ya adentro, sin ningún tipo de inconveniente nos acercamos, al ingresar, a una de las mesas principales para obtener el Periódico de la Feria, o mayormente conocido como el "Feriódico", así podíamos contar con el mapa de los diversos pabellones a recorrer, como así también, saber donde se iban a encontrar los distintos expositores. Debo admitir que, al margen de que contamos con una charla explicativa de los distintos organizadores de la Feria del Libro para que no nos perdamos y podamos recorrer las distintas calles junto con sus respectivos pabellones, nos terminamos perdiendo sin saber por donde habíamos ya recorrido y por donde no. 
Al empezar a caminar y al observar las distintas editoriales y los diversos expositores, fui en busca de mi objetivo principal: la "Sudestada Editorial", al ingresar, se podía observar un poco las diferentes categorías con las que contaba dicho puesto ya que había mucho tumulto de gente en casi todos los rincones. Me sorprendió ver la cantidad de tomos que tenían de Eduardo Sacheri, como así también de mi queridísima escritora Mariana Enríquez; observo, como puedo, en los últimos estantes flotantes de arriba una hilera de todas las atrapantes historias contadas por nuestra periodista Argentina. Sin mucho que pensar, y viendo lo brilloso que se veían aquellos libros de lejos, le pido a la muchacha, que se encontraba observando todos nuestros movimientos, aquel libro que tenía en mano y con una media sonrisa me lo entrega en una bella bolsa de tela. 
Siguiendo nuestra experiencia, me sorprendió ver la cantidad de estudiantes que recorrían los pasillos de los pabellones con una emoción y unas ganas notorias entre paso y paso. Como así también los nenes, junto con sus respectivas familias, agarrando las manos de sus padres y/o abuelos llevándolos con una sonrisa de oreja a oreja a aquella silueta de Messi que se encontraba para sacarse fotos; mientras todos volvíamos a recordar aquel domingo 18 de diciembre donde todos/as los/as argentinos/as fuimos felices, 

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